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jueves, 13 de agosto de 2009

Información

Hola a todos, esta entrada es para anunciarles que hasta mediados de septiembre, Desfacer Entuertos se mantendrá inactivo, esto es debido a causas de fuerza mayor que temporalmente me impedirán escribir y revisar los archivos que me envían. Sin embargo, les informo que para la fecha señalada la actividad del blog se reanudará con las secciones ya conocidas con varios escritos muy buenos y además con algunas sorpresas más que seguramente serán de su agrado.

Sin más por el momento, saludos a todos y gracias.

Atte.

JAPS

martes, 21 de julio de 2009

Quijoteando...Con Pancho Sancha

Asombroso es como en ciertas ocasiones (por no decir que toda nuestra vida, por aquellos tíos enfadados ante la simple mención de la existencia de un destino), las circunstancias aparentemente azarosas se conjugan y dan ocasión para importantes eventos que forman cicatriz en nuestra ánima. Este es uno de esos extraordinarios y a la vez cotidianos casos. Resulta que, el autor de este blog me ha invitado a participar como escriba, pero no en el sentido de doctor conocedor de las extensas leyes bíblicas, que en este caso se podría referir como conocedor de leyes lingüísticas, sino en el sentido de un amanuense o copista antiguo, por cierto, ahora que menciono amanuense, he recordado que tiempo atrás me surgió una singular duda de actualización etimológica, si amanuense viene del latín amanuensis, cuyo significado es escritor a mano y era la nominación de los oficiales que tomaban dictado en los eventos y funcionaban como secretarios, actualmente como diríamos ¿acomputensis o amaquinensis?, pero regresando con mi introducción, les decía que he sido invitado a participar aquí, a pesar de mis advertencias porque como podéis observar, tiendo a divagar y circundar el tema central antes de aterrizar una idea, pero parece ser que esto es lo que ha sido del gusto de mi amigo querido que me ha invitado al blog, cosa que no es sorprendente, porque quienes conocen a Julio, sabrán que a veces parece un crío que se puede asombrar con los poderes magnéticos de una brújula y como no se habría de asombrar de mí, si era un mozuelo cuando conoció a este parlanchín extranjero, digo esto en el mejor de los sentidos y desde la perspectiva de alguien que ya ha perdido la capacidad de asombro. Pues bien, resulta que a este discípulo de Asclepios en formación, lo conozco desde que era un chaval (él era el chaval, pues yo le llevo una buena cantidad de años de ventaja por estas tierras perecederas) y lo he dejado de ver muchos años hasta que, como vos podéis leer al principio, el misterioso destino nos ha unido nuevamente en esta enorme ciudad y ¡vaya sorpresa! pues el chiquillo que conocí no solo se ha vuelto matasanos, ¡también escribe el cojonudo!, junto con sus amigos médicos que también escriben, ¡vale! ¿Que también les piden a los médicos ser escritores para salir del colegio? No me sorprende, pero ¿habéis notado que si buscamos una profesión predominante entre los grandes escritores, que no sea Filosofía y Letras, encontramos que medicina tiene mucha penetración?: Sir Arthur Conan Doyle, Anton Chejovn (de quien ya vi una cápsula literaria en este blog), Ferdinand Celine y muchos otros más, que si bien no fueron médicos, han tenido contacto cercano con la respetable carrera. Por cierto, bueno, yo no soy médico pero la mayoría de los médicos escritores que conozco son de mi tierra, España, si gustad luego les hablaré de ellos. Continuando con mi presentación y la presentación de la que será mi sección, les diré que no me queda muy claro el tema de lo que escribiré, pero parece ser que tendré que escribir sobre cualquier barrabasada que se me ocurra “interesante” relacionada con la literatura, bueno, es lo que le entendí a Julio. Según él, tengo una conversación muy interesante, yo le he insistido que no es así pero es muy necio este tío. Verán, mi profesión como editor de revista me ha permitido acercarme de sobremanera a la letras y no sólo eso, en mi familia los antecedentes literarios se remontan siglos atrás, entre ellos está el motivo del sobrenombre que utilizo en este blog, que por cierto vale aclarar me fue otorgado por un tío vecino de Julio, en el verano cuando nos conocimos, por cierto, un verano muy bonito, de esos que uno difícilmente olvida, todo el día era jugar fútbol, y como dicen aquí: “chupar” cerveza., contar chistes, ir a la playa y cosas así. Pues bien, resulta que una noche, a este grupo de chavales futboleros y borrachos, les comenté sobre una historia que jura y perjura una tía mía llamada Juana, que por cierto está bien loca como una cabra, sobre un ancestro nuestro directo que en cierta ocasión tuvo un estrecho contacto con Miguel de Cervantes (otra curiosidad insólita, mística y hasta inverosímil: este blog se llama desfacer entuertos y parece que Julio ha querido darle un aire Cervantino con la frase, la imagen y todas esas cosas, luego haré un comentario respecto a la frase). Después de haber comentado la historia, me apodaron así, tanto por mi nombre (Francisco, aunque en España me llamaban Tico) como por la historia., la cual si algún día tengo oportunidad se la relataré. Esa noche fue como me acuñaron Pancho Sancha (bueno, había otro asunto en cuestión, por aquellos años, una vecinita de por esos rumbos que tenía un novio, no diré nombres por que no quiero causar problemas a nadie, ¡Válame Dios, imaginad si leen esto los involucrados!; tenía a su vez, digamos “intereses” en vuestro humilde servidor, ¡Menudo apodo, no me pudo quedar mejor!). Así fue el bautizo de Pancho Sancha, esa noche me enteré lo que es el “Sancho” en México Por otro lado, este asunto del seudónimo me gusta porque además me evito problemas pues si alguien llegase a leer esto en la oficina, vaya burlas, imaginad. Pues Julio me ha pedido que conserve el apodo y ahora todo parece que viene como anillo al dedillo a este blog. También vale aclarar, que Julio me ha pedido algo me mola muy bien y es que utilice mis muletillas y regionalismos con los cuales me conoció. Le he dicho que ya han pasado años y que me costó mucho trabajo deshacerme de muchos de ellos, pero la verdad estoy feliz de poder escribir aquí manteniendo la identidad de mi Patria Madre y la de ustedes, sin ánimos de ofender, pero he escuchado de vosotros mismos que así llaman a España. Bueno, creo que ya me he extendido mucho y no he dicho nada, ¿habéis visto?, se los he dicho al principio pero vos decidís seguir leyendo, yo divago mucho y me explayo demasiado, así que tomaremos esto como una introducción y una ¡Bienvenida! a esta nueva sección que espero sea de su agrado.

Vale.

Autor: Pancho Sancha

domingo, 28 de junio de 2009

Las travesuras de un ángel

Fué una noche del 30 de abril de 1996 cuando lo conocí. Ese día había sido normal en mi vida, me encontraba en mi casa discutiendo con mis hijos como cualquier madre y por cualquier pen...

-¡Arregla tu cuarto, lava tus trastes, no se peleen-

Pero al caer la terde, la noche se tornó tan de repente muy extraña, tuve una sensación en mi ser que me decía que esa noche no sería igual y así lo fue, puedo decir con toda certeza que fue mi primer encuentro cercano con un ser extraordinario, de los que poco se conoce y llegan para hacer una corta parada de enseñanza aquí en la tierra, el cual tuve la dicha de conocer a profundidad, bañarlo e incluso besarlo. Tú has besado a un ángel, lo has amado, querido y aprendido de él? y lo más importante: Sabes si no hay uno en este momento a tu lado?.

Como les había dicho, fue una noche del 30 de abril, eran como las 6:30 pm y me encontraba en el patio de mi casa viendo las estrellas, pero en ese preciso momento: ¡boom!... un portazo de la puerta del coche de mi sobrino que hasta me espante, llegó apurado, entusiasmado pero a la vez aterrorizado de que no sabía ni qué rayos hacer, su esposa, mi sobrina, estaba a punto de dar a luz, rápidamente nos dirigimos al hospital, mi sobrina ya no aguantaba pues se la había roto la fuente y algo dentro de mi decía:

-¡Ay Dios! con que esta cabrona no tenga aquí al niño, todo bien-

Cuando llegamos al hospital rápidamente nos atendieron , claro obvio era un hospital particular sino mi sobrina estaría todavía en el hospital ,en fin habían transcurrido unos minutos cuando salió el doctor del quirófano y nos dijo que había complicaciones: el niño era muy grande como para salir de forma natural así que nació por cesárea, yo creo que desde ese momento amenazaba con darnos una gran lección , éramos tantos que nada mas faltaba el perro, yo quería ver a mi nuevo sobrinito y me traslade rápidamente a la sala neonatal y ahí lo vi: era algo grande para unas cuantas horas pero aun mas grande era la grandeza que deslumbraban sus ojos en ese momento o más bien lo pocos ojos que se le veían, a todos nos causaba risa sus ojos de regalo hmm… regalo, el fue todo un regalo de la naturaleza, pero les sigo contando… Enrique, así se llamaba todos le decían Kikín pero él se hacía llamar Bruno Díaz ó por su nombre de trabajo y con el cual me voy a referir a él en esta historia: “Batman”.

Batman crecía como niño normal, pero con destellos de grandeza, con tan solo decirles que a su corta edad de 3 años el ya sabía todos los estados y capitales de la república Mexicana y a veces te hablaba con tal propiedad que te impactaba, por eso su maestra le daba poemas para que los dijera y con la ayuda de su mama se los aprendía. Batman era un niño y como tal hacia cosas de niño inclusive hasta más, le agradan bastante las groserías y no me refiero a las groserías como malas acciones sino a las palabras de un lenguaje no tan apropiado para un niño. Era tan grosero como los vaqueros del rancho en donde vivía, él y su amigo “Chucho”, un pequeño oso de peluche que antiguamente era de su madre. Él y chucho eran inseparables, juntos hacían inigualables travesuras en las cuales siempre había una tercera persona, perjudicada pero feliz.

Cierto día Batman se levanto muy temprano, dado que desde ese mañana empezaría su vida como el vaquero, doctor, agrícola y futbolista que siempre soñó ser, pero empezaría por ser vaquero, se preparo como tal colocándose su chaleco, su sombrero y sus botas de vaquero que aunque fueran de hule, para el eran las apropiadas para ser todo un vaquero de la vieja usanza. Ese día decidió que para ser todo un vaquero necesitaba algo mas, no le bastaba vestirse como tal debía hacer lo que hace un vaquero y empezó a observar atentamente y sin parpadear lo que hacia todos los vaqueros de los alrededores e incluso lo que hacía su padre:

Fijo su vista en 2 vaqueros que trasladaban las pacas a un camión diciendo unas groserías que hasta la boca se les seco y se tomaron unas cervezas, en eso pensó:

-Soy muy chico para cargar las pacas, pero las groserías no son pesadas eso si lo puedo hacer y si me canso como ellos en vez de cerveza con un agüita de limón agrio basta, total las dos cosas saben a mis orines…

Para esto Batman ya sabía a qué sabe una cerveza debido a que cuando iba a casa de su abuela se tomaba uno que otro traguito, pero regresando a lo de ser vaquero… después de haber visto a esos hombres dirigió su vista a otros los cuales trataban de lazar una res y se dijo a si mismo:

- ¡Mí mismo, eso si lo puedo hacer pero con una res chiquita!

Entonces rápidamente se dirigió a buscar su cuerda y empezó a buscar a su víctima pero no encontró ninguna.

- Me lleva la misma que me trajo a todas les dan melaza, están regordas y grandotas si trato de lazar una me mata-


En eso diviso muy de cerca a un perro. Sí, efectivamente esa fue su víctima…


- A ti sí, ahorita caes porque caes-


Tomó su cuerda fuertemente y la empezó a ondear, no quitaba los ojos del perro…lanzó la cuerda rápidamente a los pies del animal y cuando pasó cerca de él, le dio un tirón fuerte a la cuerda, el perro quedo enredado de las patas, cuando dio el jalón el perro azoto igual que una res, ese mismo día al demostrarse a sí mismo que era todo un vaquero, decidió que seguía la otra misión: ser doctor…

Para cuando llegaron las vacaciones de verano, Batman se encontraba ansioso por que visitaría a una de sus primeras y principales pacientes, esta paciente tan especial era su bisabuela, pero a pesar de que era una viejita encantadora, era muy testaruda y por eso esta sería una de las pacientes que más trabajo le costaría hacer entender…

Al llegar a Veracruz, que era donde vivía su abuela y bisabuela, lo primero que hacía era llegar a mi casa a saludar a todos e ir directamente al refrigerador, tomar un vaso de leche hasta acabarse casi un litro y si tenía hambre pedía de comer.

- ¡Tía... ya llegue!-

- ¡Hola!, Hmm que grande estas y que arrancheado hablas ya pareces de rancho-

- Pss vivo en el rancho con mis papas… hay tía-

- ¿Y Julio, Mari y Paco, donde están?-

- Están adentro disque arreglando-

- ¿Puedo ver la tele?-

- Si ándale-


5 minutos después…


- Tía, Paco no me deja ver la tele… yo un día me voy a morir y el nunca me va a dejar ver la tele-

- No digas eso… pero bueno a ver dile a Paco que venga-

- ¡Paco!-

- ¿Qué?-

- Déjalo verla televisión, él quiere ver las caricaturas, además tú la tienes todo el tiempo, la tele no se va ir-

- ¿Porque yo, por que no Mari?, no es justo, nunca, nuca puedo ver bien la tele ni porque son vacaciones-

- Mira , no se la vas a prestar, pero nada más pide algo y vas a ver-

- Ya, ándale que se la quede-

- Tía, mejor ya no, Paco ya se enojó, mejor no-

- No hijo mira ve con Mari, dile que quieres ver las caricaturas ahorita te la da-

- ¿Y me haces una quesadilla?-

- Si ándale pero ve-

- Mari ¿me dejas ver las caricaturas? Nomás un ratito-

- Si ándale… ¿que Paco se puso de sangrón?

- ¿Que canal?

- En el cartoon network-


Después de haberse distraído con las caricaturas y haberse comido su quesadilla pasó como hora y media para que su mama viniera por él para cenar y todo para que le dijera:


- No, mi tía me invito a cenar aquí, ¿verdad tía?

- Mm…¿es cierto?

- Hjmm… si, bueno, yo no lo invite pero tú sabes que él está invitado de por vida, a él le gusta comer aquí, aquí déjalo luego te lo mando-

- Bueno-


Al día siguiente Batman empezó a trabajar, la primera tarea seria evitar que su bisabuela fumara y le escondió sus cigarros, cosa que no funciono por que se fue a comprar otros pero no se dio por vencido; el segundo paso era hacerla reflexionar de porque no debía fumar…


- Abuela chata… ¿porque fumas?-

- ¿Qué?-

- Hmhmm… que ¿por qué fumas?, eso hace daño-

- Si ya se… pero yo ya estoy vieja no me pasa nada-

- Si, si te pasa eso, te mata más rápido y yo quiero que vivas mucho no quiero que tu mueras porque me pondría triste o ¿que tu no me quieres?-

- Si, si te quiero, pero bueno vete a jugar ándale-

- No me cambies el tema-

- No, no te lo cambio pero oye ¿dónde está tu mama?-

- Mmmm…-

- Esa táctica habrá fallado pero no es la única-

-¿qué?

- nada…, oye abuela chata ¿me prestas tu cigarro?-

- ¡No¡ ¿estás loco? Como crees ándale ya vete a jugar-


Pero no se iba a ir así como así, por lo cual con un movimiento rápido le arrebato el cigarro de la boca a su abuela y se lo botó y así siguió haciéndolo hasta que su abuela le dijo a su mama para que lo regañara.


-oye ¿como es eso de que le quitas el cigarro a tu abuela?, no seas grosero-

-es que eso hace daño eso la puede matar y yo no quiero que se muera-

-pero no puedes hacer eso así como así… dile trata de convencerla pero no hagas eso-


No contento con la llamada de atención y que después de dar su argumento no lo apoyaran mucho, decidió seguir en su plan de que su abuela no fumara más y decidió empezar a mojar y esconder los cigarros y así su abuela gastaba más de lo que fumaba.


Antes de terminar la última semana de vacaciones Batman encontró a su damisela mientras estaba jugando futbol. Sí, era la vecinita de su tía de nombre Samanta. Enseguida dejó de jugar futbol y fue con ella:


- ¡Hola!-

- Hola-

- Yo me llamo Enrique pero soy Batman y ¿Tu Cómo te llamas?-

- Samanta-

- Eres muy bonita ¿quieres ser mi novia?-

- No-

- ¿Por qué?-

- Porque estas mugroso y hueles feo-


Ese instante fue doloroso para Batman pero, ¿ustedes han visto alguna vez que a Batman lo rechacen? Claro que no… y así fue con su abuela.


-por que lloras hijo?-

-Porque samanta me dijo que huelo feo y que soy mugroso y que por eso no me quiere-

-mira ven… ¿te gusta samanta?-

-si-

-mmm…ya se pásame el trapo que está en mi cocina, el azul-

-¿Para qué?-

-para limpiarte esa mugre del cuello y los brazos, moja el trapo un poquito, ándale no te tardes-


Después de unos minutos…


- Bueno tu… déjate peinar si no… no te va a querer -

- Ahora si estoy bonito abue-

- Si… ahora si estas bonito, pero espera ¿quieres que te eche perfume?-

- Si!... para oler rico-


Y así emprendió Batman de nuevo su odisea hacia Samanta, pero en el camino se encontró en el arriate de su abuela unas bonitas flores las cuales sin pensarlo las arranco con todo y raíz.


-ya no huelo feo y estoy limpio-

-Ya me quieres? Ya quieres ser mi novia?-

-mmmm…bueno, sí.-


Después de eso regreso con su abuela con lleno de alegría y con un brillo especial en los ojos de felicidad


-¿Que paso que te dijo?-

-abue me dijo que si. Dijo que si me quería y ya es mi novia, ya es mi novia abue-

- Bien ahora metete a bañar que aun así estas sucio hueles a mugre mezclado con perfume-


Al cabo de esa semana las vacaciones habían terminado y todos se despidieron de él y de sus padres:


-El mes que vine regreso tía porque creo que tiene que venir mi papá y vengo con él, ¿me tienes una quesadilla cuando venga?-

- si yo aquí te la hago pero vienes eh-


Y ese día llegó, en el periodo de clases se presentó con su papá, traían a su hermanito al médico porque estaba enfermito, el cual parece su clon. Yo estaba abriendo un galón de 19 litros de pintura blanca y él se acercó curiosamente:


- ¿qué haces?-

- voy a pintar de blanco el interior de la casa-

- ¿por qué no otro color?-

- Mmm… a mí me gusta así-

- a mí no-


Me acerque a la camioneta a ver a su hermano y deje la pintura abierta, su papá le llamo diciendo que ya se iban al hospital y se fueron, pero yo, regresando a lo que estaba haciendo, cuál es mi sorpresa: que me había orinado el galón de pintura y la pintura se echó a perder. De regreso para despedirse e irse al rancho le pregunte por que había hecho eso y me dijo que no le había gustado el blanco. Esa tarde se quedaron a comer y a él le gustaba meterse debajo de la mesa de centro que era de cristal arriba y abajo para jugar con sus cochecitos y en ese momento al estar jugando me rompió el cristal de la base de la mesa, me enoje tanto… que él fue y medio un beso.


- yo te quiero mucho ¿me disculpas?-

- Estoy muy enojada, me rompiste la mesa-

- Ándale, yo te quiero mucho, mucho, discúlpame ¿sí?-

- algún día cuando seas grande me la vas a comprar, pero si, si te perdono-


Después de mucho llegaron las vacaciones de diciembre del 2001 y con la navidad llego Batman ya que siempre amenaza con regresar…


En la cena de navidad Batman dejo un regalo en el arbolito para todos sin darnos cuenta. Eran como las 12:30 de la mañana unos ya tenían copas hasta el cuello y otros todavía un poco coherentes y aun en ese estado en el que todos se encontraban, percibimos un hedor penetrante como a orines estuvimos buscando ese olor hasta darnos cuenta de que provenía del arbolito de navidad y así y con la risa burlona de Batman nos dimos cuenta que fue el… ese día, todos riéndonos de la graciosidad de Batman nadie presentía que una tragedia de azotaría a toda la familia en poco tiempo.


El 11 de marzo del 2002 me encontraba con planes de salir con unas alumnas para dirigirnos al hospital e ir a visitar a una de sus compañeras que se encontraba algo enferma, en ese instante antes de salir, eran como las 3 pm, sonó el teléfono de mi casa, lo conteste sin siquiera saber que se trataba de algo terrible: Batman, nuestro superhéroe, había sufrido un grave accidente. Sí, había sido atropellado y le estaban haciendo una cirugía para que resistiera hasta llegar a Veracruz, en ese instante sentía que todo sucedía en cámara lenta y como si yo no pensara o no controlara mi cuerpo. No sabía qué hacer, todo lo escuchaba a lo lejos no entendía lo que me pedían, era Batman, mi Batman era que se debatía entre la vida y la muerte, en ese momento recordé el día de su nacimiento como sucedió todo. Sin pensar en lo que podía hacer me fui directamente al hospital, todo era diferente ya no era un hospital privado, tampoco era su nacimiento y en vez de felicidad, como en su nacimiento, era como un terror inmenso que recorría todo tu ser, recordaba una y otra vez lo que me había dicho mi sobrina por teléfono y me puse a pensar:


- “Atropellado”, mucha gente es atropellada y sobrevive, este también será el caso Batman, es Batman, Batman es Batman y no le puede pasar algo malo, no puede, él es Batman, el no es malo, es Batman y saldrá de esto y todo regresara a la normalidad y en eso me invadió un pensamiento obscuro: ¿y si no? ¿Y si no sale de esta?-


Y así iban y venían los pensamientos mientras yo esperaba en el hospital en la sala de urgencias esperando a que Batman me dijera: esto bien SOY BATMAN…


Cuando los vi llegar y bajar de la ambulancia, no creí que él estuviera a si en esa situación, en ese estado, no recuerdo bien los detalles, solo escuche un grito de mi sobrina que hizo temblar el hospital, ver a su papa gritando e hincado en el piso, es lo que recuerdo, mi hijo Julio me abrazo y me pedía que me calmara para poder ayudar a mi sobrina. No puedo recordar mas , solo que había mucha gente en la funeraria incluso el de la funeraria comento que para ser un niño había demasiada gente, yo solo le dije que él era Batman y salí con mis hijos a cómprale su muñeco y su capa, no podía permitir que se fuera sin su capa ,se la pusimos en el batimóvil (ataúd), su gran capa y su muñeco, su mama cubrió el ataúd con la sábana de Batman porque era su favorita, esa tarde justamente después del sepelio, empezó a llover. Mis hijos y yo nos subimos al techo y dejamos ir un globo de helio. Han pasado siete años y no he podido olvidar .


Dicen que cuando te encuentras a tu paso una pluma, un ángel te ha visitado y puedo decir que en mi caso, las he encontrado.


El día que el falleció su bisabuela dejo de fumar y yo, no hay un solo día que deje de pensar en sus travesuras. Para mí no ha muerto porque cuando lo llevas en el corazón vive para ti…


Autora: Roxana C. Sosa Barrientos

domingo, 7 de junio de 2009

Fotografías. Tercera Parte

Cuando Esteban Duarte vio entrar al hombre de la Yashica Rangefinder a los Revelados 24 horas de Tiendas de SuperDescuentos supo dos cosas: que el hombre sólo iba a traer problemas y que nunca debió de haber aceptado el turno nocturno en la reveladora de fotos.

Ya antes había lidiado con hombres como el que acababa de entrar, la ropa arrugada, la cara descompuesta, la mirada inyectada de sangre. Hombres que revelaban sus fotografías oscuras y explícitas, confiados en la probada discreción de Esteban y en el horario nocturno. Esteban comprendía a esos hombres, no mencionaba nada de lo que veía y era muy cuidadoso a la hora de reportar las fotografías que la empresa marcaba como inmorales. Los clientes de Revelados 24 horas de Tiendas de SuperDescuento estaban contentos con el turno nocturno.

A Esteban el empleo nunca le había parecido atractivo, por mucha pasión que sintiera por la fotografía como medio de expresión, pero el turno nocturno, con sus rarezas y mala paga era el único medio que tenía para mantenerse en lo que conseguía un empleo mejor pagado, o como mínimo, en otro horario. Buscó con la mirada a Lucio, su ayudante. Por lo regular prefería estar acompañada por alguien cuando tenía que lidiar con alguno de los Clientes Peculiares, como él mismo los denominaba; pero Lucio no se encontraba por el momento. Ya antes se había salido del turno antes de tiempo, a veces volvía, a veces no, y Esteban anotó mentalmente que tendría que reportarlo.

-Buenas noches, señor, mi nombre es Esteban Duarte-saludó, de acuerdo al protocolo de la empresa-, ¿en qué puedo servirle?

El hombre pareció no escucharlo, o eso pensó Esteban durante el primer minuto de silencio. Estaba a punto de volver a preguntar cuando el hombre reaccionó. Esteban, en su declaración a la policía unas horas después, juraría que escuchó un “click” antes de que el hombre respondiera.
-Buenas…noches, si, quisiera saber si puede…-dijo, con cierta dificultad. Esteban esperaba oler alcohol en el aliento del sujeto, o mariguana, o thinner o alguna sustancia, pero fuera de cierto olor a sudor, no olió nada fuera de lo común. El hombre levantó la cámara, y la colocó en el mostrador, sin soltarla.

Esteban tenía razón, era una Rangefinder, en sorprendentes buenas condiciones. Si aquel sujeto quería revelar alguna fotografía de la cámara, bien podría solicitarle a San Judas Tadeo un poco de revelador milagroso. No había forma de hacerlo, no en ése estudio de revelación.
-¿Puede revelar un rollo de ésta cámara?- preguntó el hombre.

-Lo siento, señor, pero está más allá de nuestras probabilidades, ésa cámara es una verdadera antigüedad.

El hombre se quedó congelado. Cuando le preguntaron los policías si quería decir “inmóvil”, Esteban insistió: “congelado”. El hombre se quedó petrificado, viendo algún punto entre la cámara en el mostrador y la pared detrás de Esteban, sin pestañear, pálido; inclusive parecía que no respiraba.

-¿Señor?- preguntó, después de varios segundos.

El hombre se quedó petrificado diez o quince minutos más, después, Esteban escuchó claramente otro “click” proveniente de la cabeza de aquél sujeto.

-Si, me imaginaba, es que…bueno, ella pudo…al parecer, pues bueno, después de todo ella tenía el cuarto para revelar fotografías.

Cuando la policía interrogó a Esteban, le preguntaron repetidamente sobre el “ella” que él había utilizado. Esteban tuvo que repetir infinidad de veces que nunca dijo un nombre en particular.
En ése momento, la puerta detrás del mostrador de abrió de golpe. El hombre de la Yashica dio un respingo. “Casi llegó al techo del brinco” estaba escrito en la primera declaración de Esteban.
-Buenas noches- dijo Lucio Ponce, el ayudante del turno nocturno. El arrastre de las “s” le hizo pensar a Esteban que Lucio, o estaba un poco tomado, o acababa de despertar de una siesta; pero no le importó, lo importante es que ya no se encontraba solo frente al extraño.

Lucio Ponce era el hermano menor de la querida del gerente de las Tiendas de SuperDescuento. La querida del gerente había conseguido el empleo para su hermano menor varios meses atrás, una noche, mientras ambos reposaban desnudos en la cama, y después de varias (muchísimas) horas de insistir e insistir. Si Lucio no conseguía trabajo, suplicó ella, el papá de ambos lo mataría, y ella tendría que irse de la casa. El gerente había estado a punto de no darle el empleo, pero sus problemas en casa iban de mal en peor y la necesitaba a ella para poder seguir evadiando su inminente divorcio. Así fue como Lucio Ponce, de 20 años, obtuvo su primer y último trabajo de toda la vida, asistiendo a Esteban Duarte, el mejor empleado de turno nocturno. El trabajo era realmente sencillo, ya que Duarte hacía prácticamente todo, y no requería más que permanecer dentro de las instalaciones de la Tienda toda la noche. Aún así, su empleo estaba en riesgo por su constante falta de responsabilidad.

-Buenas noches-respondió el hombre. Lucio se encogió de hombros, y se sentó en la silla detrás del mostrador, con cara de fastidio.

-¿En verdad funciona?, quiero decir, la cámara, ¿en verdad funciona?- preguntó Esteban. Una Rangefinder tan vieja no debería de funcionar, de todas formas.

-Creo que sí. Mi esposa fue fotógrafa. Quiero decir, es. Ella iba a revelar las fotos pero tuvo que salir y me pidió que lo hiciera yo, pero no sé usar el cuarto oscuro y quería saber si aquí podía revelar el rollo-. En ése momento, el hombre levantó la cámara, enfocó y disparó. El obturador hizo el ruido sui generis que indicaba su funcionamiento.

-¡Hey, sin fotografías!-gritó Lucio, mientras levantaba las manos y se tapaba el rostro.
-Lo siento- dijo el señor- no sé porqué lo hice…es que preguntaron sin funcionaba y yo…
-¡Yo no pregunté nada!-volvió a gritar Lucio. Esteban ya había hablado varias veces con él respecto a su trato con los clientes, pero Lucio simplemente no entendía nada. Lucio se puso de pie, se levantó de golpe e hizo el ademan de tomar la cámara. El hombre dio un paso para atrás y golpeó la mano de Lucio.

-¡Dame la maldita cámara!- exigió Lucio. Duarte trató de separar a Lucio del mostrador antes de que Lucio se siguiera apoyando en él y lo rompiera -, ¡dile que me la dé!, ¡dile que las fotografías están prohibidas dentro del establecimiento!- ésa fue la única vez que Esteban escuchó a Lucio citar bien el manual, pero de momento no lo captó, ya que seguía tratado de separar a Lucio del mostrador. Lucio volvió a intentar agarrar la cámara, y el hombre volvió a golpear la mano.
-¡Ya dije que lo siento!, ¡fue un accidente!, ¡un accidente! – gritó el señor, a su vez.

Lucio hizo un tercer intento, y Duarte vio como el cristal del mostrador debajo de Lucio se resquebrajaba, mientras el peso de éste se concentraba en la mano que presionaba el cristal, mientras Lucio seguía tratando de alcanzar al hombre por encima del mostrador. El sonido del cristal al romperse y el brazo izquierdo de Lucio desapareció hasta el hombre en el mostrador. Lucio se golpeó la boca contra la barra del mostrador y maldijo en voz alta. Cuando se levantó, la mano izquierda presentó un pequeño, diminuto corte superficial. Lucio se había salvado, aunque no pareció notarlo.

-¡Carajo!, ¡puta madre!- gritó, mientras se sujetaba teatralmente la mano cortada con la derecha-, ¡era lo único que me faltaba, fregarme la puta mano!

Esteban vio, con una sonrisa interna bastante enorme, el pequeño corte en la mano y la única gota de sangre. “Ni siquiera iba a dejar cicatriz” constaba en el reporte por escrito.

Lucio se giró de pronto, abalanzándose sobre el hombre, tratando de sujetarlo ahora del cuello. -¡Hijo de la…!, trató de gritar, pero el hombre golpeó a Lucio en el rostro con la cámara. El obturador volvió a sonar. Estaban pensó en la fotografía en close-up de la mejilla con acné de Lucio y volvió a sonreír. Fue entonces cuando Esteban se interpuso en un nuevo intento de Lucio por alcanzar al hombre y empujó a Lucio, con gran satisfacción, contra la pared. Aunque Lucio fuera recomendado, Esteban seguía siendo el encargado del servicio, y utilizó su cargo por primera vez para hacerse escuchar.

-¡Escúchame Lucio!- le gritó en la cara, para llamar su atención. Los ojillos enrojecidos de Lucio giraron lentamente del hombre a Duarte-, ya basta de lo que sea que estés haciendo. Ya rompiste un mostrador y estás a punto de atacar a un cliente. Dudo mucho que a tu cuñado le agrade eso.

Ante la mención de su delicada posición dentro de la tienda, Lucio se relajó un poco.

-Ahora, vas a ir a la parte de atrás por un recogedor y una escoba, barrerás tu desorden y después (hizo énfasis en la palabra “después”) irás a que te revisen en farmacia. A lo mejor sólo necesitas una lavada y un curita.

-Pero la fotografía…-comenzó Lucio.

-Yo me haré cargo, tú haz lo que te digo y no diré nada sobre el incidente, ¿de acuerdo?
Lucio dudó, la furia aún no disminuía de sus ojos. Iba a contestar algo, pero Esteban lo interrumpió.

-¿¡De acuerdo!?

-De acuerdo-. Lucio lanzó una última mirada al hombre de la Rangefinder y salió por la puerta por la que había entrado, azotándola innecesariamente.

-Lamento mucho lo ocurrido, señor- comenzó Esteban. Ahora, debía calmar al cliente para evitar empeorar la situación o peor: evitar una demanda.

-No te preocupes…-dijo el hombre-, no debí, ya sabes, tomar la foto. No debí. La cámara…es mala, ¿sabes?, la cámara es mala y a veces creo que…-el hombre se interrumpió. Las luces parpadearon en toda la tienda. Esteban miró hacia arriba en el instante en que uno de los focos estallaba, dejando caer una cascada de chispas.

-No debí haber tomado la cámara- dijo el hombre. En el interrogatorio, le preguntaron a Esteban si el hombre no había dicho “no debí haber tomado la foto”, pero Esteban estaba seguro. Había dicho “no debí haber tomado la cámara” y fue lo último que escuchó decir al hombre.

Un golpe sonó en el cuarto de atrás. Un grito y otro golpe. Por arriba de Esteban, otro foco reventó. Esteban se agachó para evitar los cristales y las chispas, y al apoyar la mano en el suelo, notó un leve temblor en el suelo. “Un temblor, justo lo que faltaba para ésta noche de locos”, pensó, pero su noche no había terminado. Aún no. Se puso de pie para entrar al cuarto trasero, de donde había provenido el grito. Giró un poco para buscar al hombre de la Rangefinder y lo vio salir del establecimiento. “Menos mal”, pensó. El hombre salió y al mismo tiempo las luces de restablecieron. Esteban entró al cuarto trasero. Cuando vio a Lucio, supo cuánta razón había tenido: el hombre sólo iba a traer problemas y nunca debió aceptado el turno nocturno.

Autor: Juan Mauricio Muñoz Liévana