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sábado, 15 de noviembre de 2008

Trabajo Mortal

Y al terminar la consulta, el fuerte sonido de tambores se detuvo. El paciente, más consternado que aliviado salió apresuradamente con el rostro peor de cómo entró. Supongo que ver la cara pálida de quien está cuidando de tu salud tornarse verde y sudorosa tiene ese efecto. Sentía náusea, mi corazón se partió en dos y fue colocado en cada una de mis sienes, lancinante. Corrí al baño tambaleándome, sin reparar en el empujón que le proporcioné a Inés al pasar junto a la recepción. La feroz lucha del alimento en mi estómago que llevaba a cabo para salir de su escondrijo, no proporcionó más resultados que un par de arcadas. Al ver al espejo, ahí estaba otra vez, ella, tan seria, tan soberbia, tan imponente. –Buenas noches-, me dijo. Debí suponerlo, sólo a ella le encantan estas dramáticas entradas. Luego de despedir a Inés y de cancelar consultas excusando un malestar que me vino, hicimos el amor, como las otras veces. Al despedirse sólo me dijo, -El paciente tiene una alergia mortal a lo que le enviaste, sin embargo, dado tu desempeño de hoy, una leve urticaria no le concederá el placer de ser visitado por esta sumisa servidora, te lo acabas de ganar-, y su sonrisa irónica continuó un par de segundos al guardar silencio. Impotente, al subirme el pantalón sólo conteste: -Gracias-, mientras pensaba que después de todo, prostituirte con la muerte resulta una excelente combinación cuando eres médico.

Autor: JAPS

2 comentarios:

Feco dijo...

Interesante, provocador y ardoroso para un médico. Casi una confesión de hechos en la profesión, con un estilo tajante y dinámico, sugerente y directo a la vez. En un párrafo, logras esclarecer una trama, aunque personalmente, me gustaria ver mas una práctica descrpitiva también.
Fiel a un estilo críptico, en el que intentas despertar la curiosidad del lector mostrando virutas del final, el final es, como en otros tuyos que he leido, sorpresivo.
¿Te imaginas todo lo que le deberiamos a la muerte por nuestra impericia? Ojalá fuera asi de sencillo evitar los errores.

agrurasaurio dijo...

Exquisito, intrigante, envolvente y, real.

Como bien lo dijo Fer, y peco al repetir, el final es sorpresivo, inesperado.. porque si bien pudieras dejar entrever un poco, lo fundes en -tan corta como es- la trama, y lo conservas intacto, para que sea -como debe ser- tan esplendoroso como la íntima relación que mantenemos con la muerte.

Felicidades

Quinto